Empezando el 2016
Tras un invierno bastante duro, como suele ser habitual, por fin parece que llega la temporada de pesca.
Aquí en Irlanda durante el invierno el agua baja muchísimo de temperatura, llegando hasta los 6-8 grados. Además, debido a que hay mucha plataforma y los fondos son poco profundos, con el mar de fondo revuelve y la visibilidad es prácticamente nula. Todo esto unido hace que muchas veces sea imposible poder echarse al agua en todo el invierno. Además, durante estas fechas el pescado desaparece. Es increíble ver como todo se vuelve un desierto y únicamente el marisco (que está permitido capturar) hace acto de presencia.
Pero llegadas estas fechas todo cambia. Los días crecen a marchas forzadas y los temporales amainan un poco (sólo un poco, tampoco nos creamos que llega a hacer buen tiempo) Así, en esta primera semana de calma en la que el agua clareó algo aproveché para lo que sería mi primera jornada de pesca viendo pescado.
Para ello dediqué dos días, uno principalmente al marisco, buscando algunas vieiras, nécoras y centollas. Y un segundo día que centré en buscar algún pez.
El marisco bien. Encontré una buena zona con vieiras y nécoras. Lo que dio para hacer una cena en condiciones. Algo que se agradeció tras no haber podido capturar marisco desde navidades, la última vez que nos había dejado ir al agua.
Pero lo mejor fue la visibilidad y poder disfrutar del mar otra vez. Además encontré varias imágenes realmente bonitas, como esta foca que descansaba sobre una roca y que no me vio llegar. Realmente simpática la cara que puso al tenerme cerca, abrió los ojos de par en par y se echó al agua. Una pena no poder verla en su medio, pero aún no he tenido la ocasión de encontrarme con una curiosa que se acerque y me deje grabarla bien.
La zona muy buena de vieiras, grandes y en cantidad. Así que pillé para hacer una empanada, otras pocas a la gallega y el día estaba hecho. Yo sólo habría que parar a comprar un vinito para acompañar.
Entre ellas otra imagen curiosa, una estrella de mar comiéndose una vieira, además una de las grandes.
El viento de tierra siguió varios días más así que aproveché para ir a mirar una zona con más fondo. Con caídas a 20-24m solía ser un sitio de abadejo. Y aunque la temporada aún no llegó esperaba poder encontrar alguno.
A poco fondo no los había visto. El agua aún está demasiado fría. Calculo que a unos 10-11 grados. Solo maragotas pequeñas, apenas sin moverse, metidas en grietas o nadando espacio. Realmente increíble ver lo que afecta al pescado.
La visibilidad en mar abierto no tan buena como esperaba. Muy verde el agua y turbia. Lo que más me llamó la atención fue la cantidad de pequeñas medusas y tenóforos que ya empiezan a entrar, signo inequívoco de que las aguas están cambiando y las corrientes cálidas se acercan a costa. Y con ellas llegará el pescado.
Y es en estos fondos donde encontré el pescado. Cantidad de maragota y pinto de buen tamaño, entre el kilo y medio y los dos kilos. Moviéndose alrededor de bolos en la arena. Y fue ahí donde también encontré los abadejos. Algunos grupos, con los más pequeños alrededor de la roca y los grandes al abrigo que ofrecía de la corriente. Y como vi al salir, protección contra depredadores. Aquí son muy habituales diferentes tipos, como varias especies de tiburones o las propias focas. Y se ve la marca en la cola de este abadejo como escapó de uno. Se ve el mordisco.
Como decía, al abrigo estaban los de mejor tamaño. Lo extraño es que estaban muy desconfiados. No entraban a las esperas y al intentar acercarse guardaban las distancias. La ventaja es que el agua en este fondo estaba bastante más clara. Si no hubiese sido mucho más complicado encontrar los puntos, debido a la corriente que hacía derivar rápidamente.
El pescado muy localizado. Eran esos puntos y después desaparecía. Encontré unos buenos grupos. Capturé dos y después esperé a ver si aparecía alguna pieza mucho más grande. Con esos dos ya tenía para la comida. Y por el frío no me apetecía ponerme a escamar un pinto, así que ya no les disparé.
Seguí buscando pero lo más grande que veía era del tamaño de los que ya había capturado. A ese fondo el frío empezó a hacer mella. Al final fueron unas 3 horas. Que en ese fondo acaba calando.
La vuelta la hice buscando alguna centolla. Más que buscando centollas era eligiendo las que capturar. Vi cientos en el tramo de vuelta. Hembras, machos… Una pena no haber llevado la cámara y poder enseñároslo (el próximo día haré un vídeo) Dejé la cámara cargando por la noche, pero la manía que tienen de poner interruptor a los enchufes en este país, hizo que la enchufé, pero no encendí el interruptor… Estos Irlandeses hacen cosas muy raras.
Ahora sólo quedaba limpiar el pescado (por eso se ve un poco raro en las fotos al estar ya limpio) y para casa. Y parece que la previsión es bastante buena para la semana, habrá que volver a intentarlo. Os contaré qué tal.
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