ROBALOS A LA ESPUMA 24 FEBRERO
Aprovechando que por fin la mar empieza a dar un respiro por esta zona, en la que no tenemos ningún abrigo en invierno, tocó ir al agua.
Las previsiones no eran buenas, unos 3m de mar de fondo, aunque en principio el viento calmado. Así que me animé a ir. Por suerte mi amigo Luis se animó a venir de barquero, lo que me permitiría pescar algunos cabezos sin tener que fondear.
Salimos a media mañana y empezamos el día por unos bajos alejados de costa. Levantan hasta unos 10m y caen en vertical. A ver si había alguna lubina.
Cuando llegamos, mucho mar. Levantaba la ola mucho, y ya intuí que no se podría pescar cómodo. En el fondo lo compruebo, cada golpe de mar te levantaba del fondo, sin posibilidad de fijarse. Había lubinas, pero no conseguí que me entrasen bien. En una de las últimas picadas tuve una buena a tiro, sobre tres quilos, pero había otra más grande, que intenté ir a por ella, y como suele pasar, las dos se fueron.
Seguí probando zonas, y en unos cabezos que rompen había lubina, bastante. Pequeñas, las más grandes de quilo y poco. Aunque hoy estaba buscando algo más. Las dejé pasar esperando, pero no aparecieron. Se puede ver en el video las lubis paseando por allí. La pena es que ahí se me empañó la cámara. Tuve que abrirla para cambiar batería, y luego se me empañó. Porque en el siguiente punto empezó lo bueno.
Cambiamos para costa, buscando la espuma. Con mucho mar y aún encima el viento arreciando. Entre serie y serie, entrando a la espuma, empecé a ver buenas lubinas. Anclándome como podía en el fondo, me entraban buenas piezas. Aunque no con buen tiro. Dejé pasar varias buenas, de unos cuatro o cinco kilos. Esperando a tener la oportunidad de tirarles seguro. Y en las siguientes picadas la tuve. Un banco de robalos, unas diez o doce, que pasan de lejos, por detrás de una roca. Espero, hago algo de ruido y aparecen de golpe hacia mí. Tiro en la cabeza y queda seca. Una pieza bonita, que dio 5100 en la báscula.
Sigo en la zona y vuelven a aparecer a lo lejos, otra espera entre la espuma y entran de nuevo. Otra casi igual a la anterior.
De repente un banco de salpas, muy grandes, espanta todo. Curiosas se me tiran encima impidiendo ver más allá, y alertando con sus continuas idas y venidas.
Cambio de zona, a otro punto similar. Un trozo de costa en el que la ola rompe con mucha fuerza, pero en la espuma que forma tras romper deja meterse sin problemas. De nuevo una espera y un banco de unas diez, que anda merodeando. Entra una buena serie, yo en el fondo espero. Todo blanco de espuma, y en el momento que empieza a aclarar, ahí están, a mi lado. Nuevo tiro a la cabeza y las demás apenas se van. La meto al pasapeces rápido y vuelvo a picar. Otra lubina.
Sigo y aún están. Algo más recelosas, pero entrando. La pesca ya es más que buena y toca retirada. La pena la cámara, si no se hubiese empañado habría seguido un poco más, sin fusil, para tener unas imágenes buenas de robalos.
Finalmente fueron cuatro, la más grande de cinco kilos, y la más pequeña de 4.
Este era uno de esos días en los que hay lubinas por todos lados. Te eches donde te eches, allí están.
Aunque este finde pinta bien. Seguro que alguna aparece.