Primer día 2013

0

PRIMER DÍA DE LA TEMPORADA 2013

Tras sufrir uno de los peores inviernos que recordamos por esta zona para la pesca submarina, debido a entrar temporal tras temporal, y esta ley que no nos deja pescar entre semana los pocos días que pudo haber una tregua, por fin estrenamos la temporada.

El día se presentaba perfecto: sin viento, buena temperatura ambiente y la mar con un toque que ayuda a la pesca en la espuma. A mediodía quedamos en el club para salir. Estamos perezosos, la inactividad pasa factura. Aún así, tras remolonear, nos ponemos los trajes, subimos a la barca y a navegar.

No nos complicamos y buscamos las zonas en los alrededores de Coruña. Evitando desplazamientos largos en los que nos podamos calar de frío. Nos decidimos por la zona de Suevos y Langosteira. Unos ratito y ya estamos allí.

Ya casi había olvidado esta sensación de terminar de vestirte, ajustar el cinturón, poner las aletas y para el agua. Según me meto la noto fría, bastante fría. Y lo que parecía agua clara, se transforma en blanquecina, turbia, que complicará sin duda la pesca.

Las primeras picadas un desastre, no vemos vida. Vamos revisando diferentes agujeros en los que podría estar las lubinas para frezar. Pero nada. Cuatro maragotas pequeñas y muy curiosas que nadan cerca.

Además, la falta de forma es notoria. Apneas más cortas, nos notamos pesados… nada que no se pueda arreglar con unas cuantas salidas.

Cambiamos unas cuantas veces de zona. Sin suerte. Y ya con la marea de media subida nos metemos a la roca. Ese toque de mar nos permite unas espumas muy bonitas. Y allí empezamos a ver alguna lubina. No grandes concentraciones, ni de tamaño, pero por lo menos ya hay vida.

Poco a poco, entre la espuma y esperas, vamos capturándolas. Sobre kilo y medio la primera. Con la segunda, tras una espera y entre un grupo de otras más pequeñas, otra que dará aproximadamente tres quilos.

A medida que va pasando la tarde descartamos tirarles a las pequeñas. Muchas de ración, sobre medio kilo de peso.

Ya a última hora, en el momento que el Sol está bajo y menos luz tenemos en el agua, entrando a un puesto habitualmente bueno, una sombra se aleja. No nos ha dado oportunidad de tiro. Pero era muy buena, calculamos que un robalo entre ocho y diez kilos. Pero nada. Según vemos que se aleja nos quedamos inmóviles, lo llamamos, hacemos ruidos, forzamos un poco la apnea… pero no hay resultados. Era la pieza de la jornada, y posiblemente de la temporada. Un buen robalo, de los que pocos se pescan.

Le damos una última oportunidad a otra punta, y en la primera picada un grupo de robalos se nos mantienen a distancia. Son siete u ocho, de buen tamaño, y uno mejor en el medio. Entre al agua sucia no los distinguimos bien. Nos pasan alejados, al límite del tiro, y se van.

Una nueva picada, en busca de ellas. Esperamos y nos hacen la misma jugada, pasan de largo sin darnos opción.

Una tercera, y ya parece un cachondeo. Pero hay una bonita en el medio. Pudimos haberle tirado a una de las pequeñas, pero después de haber visto la otra grande, queremos una buena pieza para terminar el día.

Y en la cuarta picada nos ponemos a hacer la espera más alejados, totalmente ocultos tras una piedra. No vemos nada. Las llamamos insistentemente, y nos quedamos callados. Contamos unos cinco segundos, y salimos de nuestro escondite. Ahí llegan! De frente una cabeza gorda. Apuntamos y apretamos el gatillo, el tiro perfecto. En la cabeza, lucha un poco pero esta no se escapa. La pena, que está gorda, ovada. No lo pudimos antes de disparar, si no le hubiésemos disparado a otra. Pero ahora ya está.

En la báscula da 5,100. Una buena pieza para la primera jornada de pesca del 2013. Y ya con ganas de la segunda, a ver la mar cuando nos deja.